Un letrero dice Detener la interferencia electoral después de que el expresidente de los Estados Unidos y candidato presidencial republicano Donald Trump hiciera comentarios en un evento de reclutamiento de voluntarios republicanos de Nevada en Fervent: A Calvary Chapel el 8 de julio de 2023, en Las Vegas, Nevada. Trump es el favorito actual para la nominación presidencial republicana de 2024 en medio de un campo creciente de candidatos. (MARIO TAMA/GETTY IMAGES)
La guerra JiLegal se ha convertido en la nueva norma en la política estadounidense, se está convirtiendo rápidamente en un campo de batalla paralelo donde se disputarán las próximas elecciones presidenciales.
El expresidente Donald Trump y sus partidarios en el Congreso están ganando terreno para una contraofensiva contra el presidente Joe Biden.
El presidente de la Cámara, Kevin McCarthy, resurgió la campaña para acusar a Biden la semana pasada, luego de un esfuerzo de juicio político por separado que está siendo revisado por los comités de la Cámara.
A mediados de junio, la representante republicana Lauren Boebert presentó artículos de juicio político contra Biden “por su incumplimiento inconstitucional del deber en la frontera sur”.
“En lugar de hacer cumplir nuestras leyes de inmigración, las ignoró ilegalmente y liberó a más de 2 millones de extranjeros ilegales en el interior de los Estados Unidos sin ningún mecanismo de cumplimiento para garantizar que comparezcan ante un tribunal de inmigración”, dijo Boebert.
En realidad, los cruces no detectados o ilegales probablemente fueron más altos a principios de la década de 2000, informó CBS News, citando datos.
Además, las políticas de la era Trump se mantuvieron vigentes durante la mayor parte de la presidencia de Biden hasta el momento. El controvertido estatuto del Título 42 solo se levantó en mayo pasado. Desde entonces, las entradas ilegales entre los puertos de entrada a lo largo de la Frontera Suroeste se redujeron en más del 70 %, mientras continúan los esfuerzos de repatriación.
Boebert presionó para pasar directamente a una votación en la Cámara sobre el tema, pero McCarthy negoció para retrasar una votación de juicio político al remitir los artículos al Comité Judicial y al Comité de Seguridad Nacional para su revisión.
A la sección más moderada del Partido Republicano le preocupa que las afirmaciones de juicio político contra Biden sean descabelladas, y eso armaría a los demócratas con municiones para criticar al Partido Republicano por su extremismo.
El presidente McCarthy aún no ha respaldado la candidatura presidencial de Trump. Está atrapado entre la espada y la pared mientras navega por su liderazgo dentro de los representantes del Partido Republicano mientras evita el apoyo explícito a Trump.
McCarthy fue puesto en el punto de mira recientemente por una promesa que supuestamente le hizo a Trump, por la cual lideraría una campaña para eliminar sus juicios políticos anteriores de los registros del Congreso.
La semana pasada, McCarthy cedió a la presión del ala trumpista de los republicanos del Congreso y resurgió una investigación de juicio político que busca acusar a Biden de corrupción y mala conducta financiera relacionada con los negocios de su familia en el extranjero.
El hijo de Biden, Hunter Biden, está en el centro de la controversia. Según los informes, el abogado y empresario evadió millones en impuestos y usó la influencia de su padre (cuando era vicepresidente de la administración Obama) para beneficiar sus empresas comerciales.
El lunes, McCarthy declaró que dos denunciantes del IRS fueron llevados a la investigación. Afirman que el Departamento de Justicia le dio un trato preferencial a Hunter Biden en un litigio anterior.
McCarthy dijo que las acciones de Biden “se elevarían al nivel de una investigación de juicio político”. Sin embargo, las investigaciones de la Cámara aún no han producido suficiente evidencia para justificar la acusación de Biden, y el propio McCarthy dijo que el proceso de acusación aún se encuentra en una etapa temprana.
Una investigación de juicio político sería el primer paso para lanzar una campaña de juicio político completa, que culminaría con una votación plenaria.
Los candidatos presidenciales republicanos, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, y la exembajadora ante la ONU, Nikki Haley, expresaron su apoyo a los esfuerzos para acusar a Biden y se unieron a otros miembros del Partido Republicano que buscan condenar al presidente en funciones.
“Bueno, creo que estamos, en este punto, una investigación es diferente de un voto de juicio político y es otra herramienta en la caja de herramientas”, dijo la representante Nancy Mace (R-S.C.) en una entrevista en “Fox News Sunday. ”
Trump fue acusado dos veces por la Cámara de Representantes mientras estaba en el cargo. Un juicio político fue por abuso de poder y obstrucción del Congreso y el segundo, solo una semana antes del final de su mandato, se debió a su participación en el levantamiento del 6 de enero en el Capitolio.
El Senado absolvió ambos juicios políticos, anulando los cargos.
Después de dejar el cargo, Trump estuvo sujeto a varios esfuerzos más para socavar su fuerza política mediante litigios. Trump ya fue acusado dos veces, una en Nueva York y otra por un tribunal federal, que levantó cargos penales.
“La acusación es el equivalente político de la acusación porque no podemos acusar a un presidente en ejercicio”, dijo Bill Mitchell, presentador de YourVoice America. “Parecería que ambos partidos están intentando “interferir en las elecciones”.
El 1 de agosto se anunció una tercera acusación, relacionada con su influencia en la insurrección del 6 de enero.
Paradójicamente, las acciones legales contra Trump han mejorado su imagen y cimentado su candidatura presidencial.
Incluso si un voto de juicio político llega al pleno de la Cámara y se aprueba, es probable que muera en el Senado controlado por los demócratas, ya que los juicios políticos necesitan un voto de mayoría calificada para convertirse en una condena.
Un juicio político contra Biden podría resultar contraproducente para el Partido Republicano. Si la acusación no es votada positivamente por ambas cámaras del Congreso, tiene la capacidad de impulsar la imagen de Biden en un escenario político ya delicado para los republicanos, muchos de los cuales no están seguros de que Trump pueda vencer a Biden en una elección.
Por otro lado, si bien las expectativas reales de que Biden sea destituido por completo son poco probables, lograr un juicio político a medias por parte de la Cámara colocaría a Biden en un territorio similar al de Trump, borrando las diferencias morales percibidas entre los dos y erosionando aún más la confianza en la legitimidad. de acciones legales contra figuras políticas.
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