Erupción de volcanes se ha vinculado con la caída de las antiguas dinastías chinas
La Ciudad Prohibida fue el palacio imperial chino desde mediados de la dinastía Ming hasta el final de la dinastía Qing, en Pekín, China. Un nuevo estudio revela un vínculo entre las erupciones volcánicas y el colapso dinástico en la antigua China. (Feng Li/Getty Images)
Durante los últimos dos mil años, las erupciones volcánicas pueden haber provocado cambios en el clima que contribuyeron al final de las dinastías gobernantes de China, dicen investigadores.
Un nuevo estudio publicado en la revista Communications Earth & Environment “muestra un vínculo repetido entre las erupciones volcánicas y las caídas dinásticas”, dijo el coautor John Matthews, y sugiere que el mundo moderno es vulnerable a futuras erupciones.
Los investigadores compararon los registros de núcleos de hielo polar con evidencia histórica. El vulcanismo ha sido etiquetado por los científicos como un factor importante en cambios climáticos repentinos, los cuales se manifiestan en climas más fríos y secos que causan malas cosechas y muerte masiva del ganado. Hasta ahora, el papel de estos choques climáticos no se ha comprendido del todo, debido a la precisión limitada de los registros históricos y de la evidencia climática.

“China tiene una historia notablemente larga y ricamente documentada de múltiples dinastías gobernantes, incluidas las principales potencias mundiales como la dinastía Tang, que colapsó en 907 d.C., o la dinastía Ming, que colapsó en 1644”, dijo el coautor del estudio Francis Ludlow.
Los investigadores profundizaron en los registros chinos, los cuales documentaban con fechas precisas el colapso de las dinastías, lo que les permitió examinar casos individuales que pueden o no haber sido precedidos por el cambio climático. Según Ludlow, esto permitió al equipo de investigación “observar simultáneamente múltiples colapsos para ver si existe un patrón repetido en el que un cambio en el clima fue seguido por un colapso”.
Las mediciones del sulfato depositado en el hielo de los núcleos extraídos de los casquetes polares proporcionan las fechas de erupciones volcánicas. Estas fechas se compararon con los registros históricos de los colapsos de dinastías chinas durante los últimos dos mil años. Los investigadores encontraron que, de los 69 colapsos dinásticos registrados, 62 fueron precedidos de cerca por al menos una erupción volcánica.

El coautor del estudio, John Matthews, dijo que, si bien los investigadores han asociado muchas erupciones con registros históricos, cabía la posibilidad de que la ruina de algunas dinastías haya sido precedida por vulcanismo simplemente por casualidad. Para comprobar sus datos, Matthews dijo que, “hicimos los cálculos y descubrimos que habría solo un 0.05 por ciento de probabilidad de ver tantos colapsos precedidos por erupciones si eso hubiera sucedido al azar”.
Los autores advirtieron que algunas dinastías pudieron soportar múltiples erupciones grandes antes de su eventual colapso, lo que significa que el vínculo entre las erupciones y los finales dinásticos está lejos de ser un hecho. El equipo analizó el papel que el vulcanismo explosivo juega cuando se combina con otras fuentes de inestabilidad, como la guerra. Encontraron, por ejemplo, que la guerra era prominente antes de la caída de dinastías, pero el estudio también reveló un vínculo importante entre el nivel de impacto climático causado por el vulcanismo y el nivel de las fuentes de estrés antes de la erupción.
“Descubrimos que incluso una pequeña erupción volcánica podría ayudar a desencadenar un colapso cuando la inestabilidad preexistente era alta. Sin embargo, las erupciones más grandes también desencadenaron colapsos, incluso cuando la inestabilidad preexistente era mínima. Entonces, como siempre, el contexto histórico es clave para comprender cómo el clima puede afectar a una sociedad”, dijo la coautora del estudio, Chaochao Gao. Además, dijo que las sociedades actuales deberían prepararse para la “próxima gran erupción”, y señaló que las erupciones de los siglos XX y XXI fueron pequeñas en comparación con las de los siglos anteriores.
Traducción de Yerem Mújica; editado por Yerem Mújica y Melanie Slone