Proyecto de ley de reconciliación promovido por la Cámara incluye créditos fiscales para vehículos eléctricos hechos en Estados Unidos
El presidente Joe Biden prueba la camioneta Ford F-150 Lightning totalmente eléctrica en el Centro de Vehículos Eléctricos Rouge, en Dearborn, Michigan, el 18 de mayo de 2021. (La Casa Blanca).
En una carrera contra China para liderar el futuro de los vehículos eléctricos, los legisladores estadounidenses dijeron que estaban impulsando un nuevo y generoso crédito fiscal para los vehículos eléctricos fabricados en Estados Unidos, de los que se espera no solo que ayuden a combatir el cambio climático, sino que también ayuden a reconstruir la industria de la fabricación nacional.
“El futuro de la industria automotriz es eléctrico”, dijo la representante Debbie Dingell, una demócrata cuyo distrito de Michigan alberga la industria automotriz estadounidense, con sede en Detroit. “Una industria robusta de fabricación dentro del país y una cadena de suministro para los vehículos eléctricos tendrá un impacto poderoso para volver a generar empleos de calidad en este país”.
Con una legislación crítica pendiente, Dingell se unió a otros legisladores y a la Casa Blanca para promover los créditos fiscales de 12 mil 500 dólares para vehículos eléctricos, así como otras políticas diseñadas para impulsar la producción nacional de estos automóviles, lo que crearía más empleos dentro del país. Y no cualquier tipo de empleos, ya que varias de las disposiciones están redactadas para favorecer los trabajos representados por sindicatos.
Los funcionarios también destacaron como motivo apremiante la creciente participación de China en el mercado de la industria de vehículos eléctricos.
“China ha invertido fuertemente en vehículos eléctricos. Esos son los riesgos a los que nos enfrentamos”, dijo Brian Deese, director del Consejo Económico Nacional, que asesora a la Casa Blanca sobre política económica. “Estamos empeñados en ganar este mercado de la manera correcta, mientras creamos cientos de miles de empleos sindicales”.
Los créditos fiscales son parte de un paquete de gastos de 3.5 billones que los demócratas están impulsando en el Congreso, que está apoyado por el presidente Joseph R. Biden Jr. La legislación, que avanzó en varios comités clave de la Cámara, expandiría los programas de atención médica y cuidado infantil, al tiempo que financiaría políticas diseñadas para combatir el cambio climático, incluido el crédito fiscal para vehículos eléctricos. Mientras tanto, algunos demócratas ven problemas con el precio del proyecto de ley.
Asimismo, Dingell promovió los créditos fiscales y su potencial para reducir el impacto por el precio de los vehículos eléctricos como parte clave de la política.
“Actualmenre, muchos consideran que los vehículos eléctricos son demasiado caros. Los ven como un lujo. Los vehículos eléctricos tienen que ser más asequibles”, dijo. Un informe de McKinsey & Company en 2019 mostró que había una diferencia de precio de 12 mil dólares entre la fabricación de un vehículo eléctrico (y su costosa batería) y un vehículo convencional de motor de combustión interna.
Para reducir el costo de un vehículo eléctrico, la legislación ofrece a los consumidores estadounidenses lo que podría ser un reembolso de hasta 12 mil 500 dólares por la compra de un vehículo eléctrico. El crédito fiscal está estructurado para salir del precio de etiqueta del punto de venta, lo que facilita a los consumidores sacar provecho del reembolso. Y las mayores recompensas de los créditos van para los vehículos fabricados en Estados Unidos, ya que el crédito propuesto de 7 mil 500 dólares de crédito fiscal para la adquisición de un vehículo eléctrico se incrementaría 4 mil 500 dólares si el vehículo se fabrica en Estados Unidos, con otro crédito de 500 dólares si la batería es de fabricación estadounidense.
Como un apoyo a los sindicatos de fabricantes de automóviles, la disposición de crédito fiscal requiere que al menos el 50 por ciento de las piezas se fabriquen en Estados Unidos, en una planta donde los trabajadores estén cubiertos por un acuerdo de negociación colectiva.
Sin embargo, representantes de los fabricantes de automóviles estadounidenses no sindicalizados dijeron que las medidas eran discriminatorias contra sus empresas y contra trabajadores que van a fabricar vehículos eléctricos en Estados Unidos.
“La total falta de consideración por parte de los demócratas de la Cámara hacia los 673 mil estadounidenses empleados por los distribuidores y fabricantes de vehículos extranjeros es más que insultante. Es una bofetada para todos los trabajadores estadounidenses que no se alinean con la visión demócrata de que todos los lugares de trabajo deben estar sindicalizados y que los dólares de los impuestos estadounidenses deben contribuir a ese objetivo”, dijo Cody Lusk, presidente y director ejecutivo de la American International Automobile Dealers Association. “Los distribuidores y fabricantes extranjeros continuarán perfeccionando la tecnología de vehículos eléctricos y promoverán su aceptación en Estados Unidos. Mientras tanto, solo pedimos que el comité de Medios y Arbitrios de la Cámara deje de jugar a la política con las ventas de automóviles”.
Los créditos fiscales, junto con otras políticas para desarrollar una mayor demanda entre los consumidores, se encontraban en el plan de Biden para promover la adquisición de vehículos eléctricos en Estados Unidos, dijo Deese. Otros puntos del plan incluyen establecer objetivos de que el 50 por ciento de los vehículos vendidos sean eléctricos para 2030, así como invertir en investigación, desarrollo, fabricación e infraestructura de carga de vehículos eléctricos.

Los cambios en políticas como estos podrían generar grandes dividendos para los trabajadores estadounidenses y crear potencialmente 150 mil nuevos empleos para 2030, según un informe del Instituto de Política Económica. No obstante, el informe también dijo que el fracaso en la implementación de políticas para promover la fabricación nacional de vehículos eléctricos podría costar hasta 75 mil puestos de trabajo durante el mismo período de tiempo.
Dingell, Deese y otros legisladores hablaron durante un panel en línea para promover el informe, del cual dijeron que podría ayudar a mostrar a otros demócratas los beneficios del paquete legislativo de 3.5 billones de dólares. Pero lograr todos estos cambios de política mediante la legislación presentará retos importantes. Algunos demócratas en la Cámara y en el Senado, como el senador de Virginia Occidental, Joe Manchin, y la senadora de Arizona, Kyrsten Sinema, se han opuesto al paquete de gastos de 3.5 billones.
El proyecto de ley de gastos de 3.5 billones que los demócratas de la Cámara de Representantes están impulsando está diseñado para seguir las reglas de reconciliación presupuestaria, lo cual lo restringe a cambios en el gasto y en los impuestos, al tiempo que le permite evadir la regla obstruccionista del Senado que requiere de 60 votos para hacer aprobar la legislación. Los demócratas podrían aprobar la legislación con una división de 50–50 en el Senado, con una votación nominal y ayuda del voto de desempate de la vicepresidenta Kamala Harris, en caso de que Manchin, Sinema y otros demócratas respalden la propuesta.
Para promover las propuestas, los demócratas señalan no solo el beneficio potencial para la fabricación en Estados Unidos y su fuerza laboral, sino también la posibilidad de enfrentar el desafío que viene de China, que ha seguido adelante con sus ambiciones de fabricación de vehículos eléctricos.
“China está gastando 100 mil millones de dólares en su propia infraestructura de fabricación de baterías y vehículos eléctricos”, dijo la senadora demócrata de Michigan Debbie Stabenow. “Si ellos suben más la apuesta, nosotros tenemos que lograr más”.

El informe también señaló específicamente los beneficios que la estrategia de fabricación de vehículos eléctricos de Biden traería a los trabajadores sindicales y mostró que, a medida que caían las tasas de sindicalización en la industria automotriz, también lo hacía la ventaja salarial de los trabajadores automotrices sobre el salario promedio de la economía. En 1988, cuando la sindicalización de trabajadores automotrices era mayor, ganaban un 62.5 por ciento más que el salario promedio, en comparación con el 7.1 por ciento actual, ya que la representación sindical de trabajadores automotrices ha disminuido.
El informe del Instituto de Política Económica también señaló que los trabajadores automotrices afrodescendientes conforman una parte desproporcionadamente mayor de la fuerza laboral de fabricación de autopartes, donde representan el 16.6 por ciento de los trabajadores, en comparación con el 12.5 por ciento de los trabajadores en todo el país. Y en los estados del Sur, donde una pequeña parte de la fuerza laboral de fabricación de automóviles está sindicalizada, los afrodescendientes representan un aún mayor porcentaje de la fuerza laboral, en 18.9.
“Esto sugiere claramente que, dada la composición racial de la economía regional, el segmento sindicalizado del sector de la producción automotriz ha hecho un trabajo mucho mejor al hacer que las oportunidades laborales estén disponibles para los trabajadores afroamericanos”, dice el informe.
Mientras tanto, Deese y otros portavoces dijeron que Estados Unidos debe actuar con rapidez para reestructurar su capacidad de fabricación de automóviles para satisfacer la creciente demanda mundial de vehículos eléctricos.
“Si miramos hacia atrás dentro de una década y estamos exportando esta tecnología a todo el mundo, será debido a una estrategia industrial que puso a los trabajadores como prioridad”, dijo Deese.
Traducción de Yerem Mújica; editado por Yerem Mújica y Melanie Slone