España dividido respecto a la caza de lobos
El futuro del lobo ibérico, visto en su hábitat natural en la Sierra de la Culebra, ha suscitado un acalorado debate en España. (Chisco Lema)
Los habitantes de las ciudades y las comunidades rurales de España se han visto enfrentados sobre la decisión del gobierno central de proteger a los lobos.
En mayo, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico convirtió a los lobos en una especie protegida y prohibió su caza a partir del 25 de septiembre.
Se estima que la población de lobos de España, de entre 2 mil y 2 mil 500 ejemplares, es la segunda más grande de Europa. Ha estado creciendo y extendiéndose hacia el sur desde la década de 1970, cuando se introdujo la caza selectiva y se prohibieron los venenos y las trampas. Los ataques contra el ganado y los perros domésticos han aumentado, según grupos que se oponen a la prohibición.
La caza de lobos ya estaba prohibida al sur del río Duero, que divide las provincias del noreste de Madrid con el resto del país. Al norte del río, los terratenientes cobran a los cazadores miles de dólares por el privilegio de cazar lobos, que el gobierno permite mediante sorteo.
Agustín Palomino de ASAJA, la organización profesional agrícola más grande de España, dijo a Zenger que no hay lobos en Andalucía, la región más sureña de España. “Prohibir la caza de lobos en un lugar donde no hay lobos es contrario a la intuición”, dijo. Según un censo oficial, no se ha encontrado evidencia de lobos en Andalucía desde 2013.

La investigadora sueca Hanna Pettersson dijo a Zenger que ella pasó gran parte de 2020 en España, para estudiar y comprender cómo coexisten tres comunidades rurales con los lobos, a pesar de enfrentar pérdidas de ganado.
“España debería incentivar aquellas áreas donde los lobos están prosperando”, dijo Pettersson.
“Los lobos están regresando a lugares donde se habían extinguido durante décadas, en algunos casos, siglos. El reto clave al que nos enfrentamos es el de preparar y apoyar a las comunidades para que puedan adaptarse y desarrollarse, ya sea gracias al regreso de los lobos o a pesar de él”.
Dijo que el gobierno debería trabajar “de manera proactiva” con las comunidades rurales, y señaló que uno de los beneficios potenciales para las comunidades rurales es el ecoturismo.
“Si bien puede parecer contradictorio, en la Sierra de la Culebra hay caza de lobos, pero los turistas también vienen a verlos”, dijo Pettersson. Los lobos son “criaturas hermosas” que causan problemas para la agricultura y ganadería tradicional en España, dijo.
Los pastores todavía siguen a sus rebaños a pie, como lo han hecho durante siglos en el país, pero ahora tienden a cercarlos por la noche y a emplear perros pastores como guardias.
Adherirse a tales tradiciones ha resultado costoso y arduo, dijo Pettersson.
Las compensaciones o los subsidios son escasos para los pequeños terratenientes empobrecidos en los lugares donde los lobos han regresado. Se han producido conflictos cuando los pastores no han podido demostrar a los burócratas que sus animales han sido heridos o asesinados por lobos.
“Incluso en los lugares en los que hay lobos, pero nadie se queja de ellos, como la Sierra de la Culebra, el estrés que tienen además de todas las otras preocupaciones con el que cargan, sin quejarse porque están acostumbrados, es muy injusto”, dijo Pettersson.

“Si nosotros como sociedad queremos que haya lobos y que la gente coexista con ellos, eso es a lo que me refiero con enviar las señales equivocadas”, dijo, al enfatizar que sería mejor para el gobierno ayudar a lugares donde la convivencia ya es exitosa, en lugar de castigarlos.
“Necesitamos que las comunidades de convivencia prosperen, que brinden un ejemplo positivo e ilustren a quienes están anticipando el regreso de los lobos con la idea de que es posible vivir con estos”, dijo.
La provincia de Asturias tuvo un enfoque exitoso para el regreso de los lobos y las pérdidas resultantes: una ONG local está certificando el llamado lechazo “pro-biodiversidad”, el cual asegura precios confiables para los productores y estándares ambientales, dijo.
En su estudio, que se publicó este mes en Frontiers in Conservation Science, Pettersson hizo un llamado a que las instituciones apoyen la toma de decisiones participativa local y transparente cuando surjan disputas por preocupaciones sobre la vida silvestre, y un refuerzo de la confianza en el proceso de toma de decisiones para que el “sustento”, tanto de personas como de lobos, se mantenga con una interacción mínima.
José Luis López-Schummer, presidente de la Fundación Artemisan, una organización conservacionista a favor de la caza, dijo a Zenger que los gobiernos regionales de Castilla y León, Asturias, Cantabria y Galicia se oponen a la prohibición de la caza, lo que ha dividido al gobierno socialista en el poder.
“Hay más de cinco mil ataques al ganado cada año”, dijo López-Schummer.
Cerca de Madrid, los guardabosques culparon durante mucho tiempo de los ataques de ganado a “perros salvajes, hasta que mataron a un lobo en una carretera que pasa por una zona en la que se decía que no había lobos”, dijo.
Los rancheros y pastores deben pedir una compensación a los gobiernos regionales por sus pérdidas, dijo López-Schummer.
“Pero incluso con un buen abogado, no hay garantía de pago. Esa es la razón de su creciente oposición a la prohibición de la caza”, dijo. “Al rentar tierras para cazar lobos, los terratenientes pueden asegurar mejor una compensación económica”. Sin eso, López-Schummer teme que se retomen las trampas y los venenos.
“Todo el mundo quiere a los lobos”, dijo, “eso está claro. Pero de forma controlada para que los lobos puedan convivir con la ganadería en España. Existe un creciente conflicto mundial entre la vida en la ciudad y cómo se vive en el campo. La gente de la ciudad tiene una visión muy romántica de la vida rural, y piensa que es como Disneylandia, pero no saben cómo es en realidad”.
Algunas áreas rurales de España han experimentado una disminución de la población de más del 30 por ciento desde 1975, ya que los residentes buscaron trabajo y otras oportunidades en las ciudades y los suburbios en expansión del país. López-Schummer dijo que la prohibición de la caza solo puede dificultar la vida de los ganaderos y pastores, lo cual puede empujarlos a irse.
Traducción de Yerem Mújica; editado por Yerem Mújica y Melanie Slone