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Emprendedores mexicanos optan por ser ‘héroes’ en vez de víctimas en la pandemia

Muy pocas pequeñas y medianas empresas en México han recibido apoyo del gobierno; han tenido que salir adelante por su propio pie.

CIUDAD DE MÉXICO, México — En México, muchos negocios no sobrevivieron para contarlo. En 2020, un millón de empresas cerraron, el 20.8 por ciento de las 4.9 millones unidades económicas que existen en el país, según el Estudio sobre la Demografía de los Negocios, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). La mayoría de esas compañías son micro, pequeñas y medianas (MiPyMEs); el 99 por ciento de las unidades económicas del país entran en esa categoría.

Sin embargo, los cierres se compensan con la creación de 600 mil nuevas empresas. “En México, la actividad emprendedora durante la pandemia está asociada con actividades informales o de subsistencia, como ha pasado en otros periodos de crisis. Por falta de empleo, la gente se vuelca al emprendimiento”, dice a Zenger José Ernesto Amorós, director de Programas Doctorales del EGADE Business School, en el Tecnológico de Monterrey.

Más allá de las empresas que tuvieron que cerrar, el 85 por ciento reportó haber tenido alguna afectación, según la Encuesta sobre el Impacto Económico Generado por Covid 19 en las empresas, levantada en febrero pasado por Inegi. La principal afectación, para el 73 por ciento de las empresas, fue la caída en sus ingresos, seguida por la baja en la demanda. La escasez de insumos impactó a 30 por ciento.

Samir Chehaibar no pudo evitar las afectaciones a su negocio por la pandemia. La agencia de mercadotecnia que dirige ha perdido en un año a más de la mitad de sus clientes. “Fue triste ver que muchos ya no están ahí, se convirtieron en locales cerrados”, dice el emprendedor basado en el estado de Baja California, México.

Esa situación empezó a afectar su liquidez, y una de sus primeras acciones para enfrentarlo fue recortar muchos de los servicios que utilizaba para operar, y negociar algunos pagos con sus proveedores. Pero también tuvo que implementar nuevas estrategias de negocio.

Al final ha salido adelante. “Logramos capotear la situación. Actualmente ya vamos retomando lo que se perdió”, dice.

Las pequeñas y medianas empresas en México no recibieron ayuda del gobierno durante la pandemia. Han tenido que salir adelante por sus propios medios. (Hector Vivas/Getty Images)

Antes de la pandemia, las MiPyMEs ya enfrentaban desafíos. Según la Radiografía del Emprendimiento 2020 de la Asociación de Emprendedores de México (ASEM), entre las razones del fracaso de los emprendedores mexicanos destacan la falta de conocimiento del mercado, la mala administración del negocio, la falta de capital de trabajo y la falta de financiamiento.

Con estas condiciones, el confinamiento obligatorio de los primeros meses de la pandemia fue el tiro de gracia para muchas empresas.

El problema no es menor cuando estos comercios son la principal fuente de trabajo en el país, pues generan el 78 por ciento del empleo. “La reactivación económica de México como país tiene que venir del fortalecimiento del tejido empresarial que representan las MiPyMEs”, dice a Zenger Juana Ramírez, presidenta de la ASEM.

Olvidados por el gobierno

Las dificultades que los empresarios han sorteado y la reactivación han llegado de a poco, conforme se han ido reabriendo las actividades y ha avanzado el plan de vacunación en el país.

Pocos negocios han recibido apoyos del gobierno federal que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador. “Los emprendedores no han gozado de apoyos, salvo casos excepcionales en algunos estados”, dice Ramírez.

En este año, solo el 3.8 por ciento accedió a algún tipo de apoyo, según la encuesta de Inegi. En la primera edición de ese estudio elaborada en abril de 2020, cuando cerraron todas las actividades económicas no esenciales, la proporción de empresas apoyadas fue de 7.8 por ciento.

“El año pasado se pidió un mes más para la declaración anual de impuestos; la respuesta del gobierno fue no. Se pidió que pudieran pagar algunas responsabilidades fiscales a plazos y también dijo no; que el pago de servicios públicos para locales comerciales fuera en plazos, y tampoco”, dice Ramírez.

Según el Global Entrepreneurship Monitor Global Report 2020/2021 (GEM), que estudia la actividad emprendedora de 46 economías alrededor del mundo, México está ubicado en el lugar 43 en el tema de políticas de apoyo del gobierno ante la pandemia.

“Todos los programas públicos de apoyo al emprendimiento desaparecieron prácticamente en esta administración. Existen algunos apoyos directos, pero 20 mil pesos alcanzan solo para un mes de nómina”, dice Amorós, quien también es coordinador del reporte del GEM en México.

Además, dice que falta una mayor integración entre empresas chicas, medianas y grandes y que el resultado de ese desmantelamiento es la generación de negocios con poco valor agregado.

Reinventarse, digitalizarse o morir

Después de los primeros meses de la pandemia, Top Fit, una marca de ropa deportiva, tuvo que cerrar su tienda física ubicada en la ciudad de Léon, en el estado mexicano de Guanajuato. “Ya no podíamos seguir pagando renta; nos fuimos a casa y acondicionamos un cuarto como bodega”, dice Salomón Torres, fundador de la empresa.

 

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Aunque tenía una tienda virtual, las ventas de ropa deportiva se fueron al piso entre marzo y septiembre del año pasado, pues “la gente tenía otras prioridades y estaba cuidando su economía”.

Para no cerrar su negocio, a Torres se le ocurrió abrir el servicio de entrenamientos físicos en línea. “Vimos que a muchas personas les urgía cuidarse, estar bien físicamente. Empezamos a hacer videos con entrenamientos, pero personalizados, con la asesoría de una nutrióloga”. Su alcance fue internacional, con clientes en Europa y hasta Arabia Saudita.

Ante la falta de apoyos, las PyMEs han tenido que buscar ayuda para salir adelante por su cuenta o de algunos organismos empresariales. “Han hecho una serie de modificaciones significativas, desde inversión en digitalización, capacitaciones de todo tipo, búsqueda de nuevas formas de financiamiento o cambios al modelo de negocios”, dice Jorge Corral, director ejecutivo de ASEM, en el marco del Día de las PyMEs, el 27 de junio.

Los empresarios se enfrentan con un cambio en cómo su mercado solía comprar sus productos o servicios. “Las personas y las empresas dejan de necesitar las mismas cosas temporalmente y el valor que ofrecen deben de reorientarlo”, dice el coach empresarial Salvador Vinals. “Hay una necesidad de reformular su propuesta de valor”.

Ante el problema de liquidez de muchos de sus clientes, Samir Chehaibar redefinió algunas de sus estrategias. “Estamos haciendo cambios en el tipo de servicios que damos; subir precios no es una opción”, dice.

Para adecuarse a la capacidad de pago de sus consumidores, determinó hacer “microcampañas” de marketing o darles solo una parte de la estrategia, para que ellos hicieran lo demás. “Así ahorran ellos y me queda tiempo para buscar otros clientes”, dice. Además, ha hecho alianzas con otras empresas para ampliar su oferta de servicios.

Otro de los cambios más importantes es la mayor adopción de herramientas digitales. En México, el 83 por ciento de las PyMEs considera que la adopción de nuevas tecnologías ha sido clave para su reactivación, según información de Microsoft presentada por el ASEM.

La pandemia adelantó la digitalización en el país, y el comercio electrónico creció 81 por ciento en 2020, dice a Zenger Juan Carlos Ostaloza, director del Centro de Competitividad de México. “Nosotros las apoyamos a subirse a este mundo tecnológico, como un medio que les permite atender a sus clientes de mejor manera”. El Centro ha ofrecido capacitación a unas 4,500 PyMEs en México, para usar el comercio electrónico como canal.

El empeño como opción

Según la encuesta del Inegi, un 27 por ciento de las PyMEs podría enfrentar problemas para el pago de sus deudas en los próximos seis meses, y un 26 por ciento requiere acceder a nuevos créditos.

Desde antes de la pandemia, obtener financiamiento ha sido una de las mayores dificultades que las micro y pequeñas empresas enfrentan, y la mayoría recurre a sus propios proveedores, que hoy en día están menos dispuestos a ofrecer créditos a sus clientes.

Mauricio Castro, un microempresario dueño de una cafetería, tuvo que despedir a sus tres colaboradores, pues sus ingresos no eran suficientes. Al quedarse solo, decidió invertir en máquina automática para preparar el pan que ofrece a sus clientes. Costaba 80 mil pesos.

Castro recurrió al préstamo prendario, una opción que consiste en dejar en garantía un artículo a cambio. Tradicionalmente las casas de empeño aceptaban joyas, pero se han abierto a otras opciones como celulares, tabletas, computadoras, y, más recientemente, autos.

“El 33 por ciento de los préstamos que realizamos van a pequeñas y medianas empresas”, refiere el Nacional Monte de Piedad, institución dedicada al préstamo prendario en México desde hace más de 200 años.

Castro decidió empeñar su auto, una de las opciones más socorridas por los micronegocios en la pandemia. No requiere dejar el vehículo en garantía, solo su documentación. En lo que va de 2021, la institución colocó 2,479 préstamos a través de ese esquema, por 199 millones de pesos.

Además de financiamiento, otros apoyos que las PyMEs requieren, según la ASEM, son esquemas flexibles para el pago de impuestos, el pago a proveedores en un máximo 30 días, y la simplificación de trámites.

“Los emprendedores serán los líderes de la reactivación económica a través de sus empresas y de sus equipos de trabajo”, dice Ramírez.

Editado por Melanie Slone y LuzMarina Rojas-Carhuas

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