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Estudiantes con discapacidad, los olvidados ante clases en línea en México

Uno de los sectores más vulnerables enfrenta retos de socialización, apoyo y vulnerabilidad física. 

La llegada de la pandemia llevó a cambios en el modelo educativo en México y en varias partes del mundo. El esquema de clases en línea ha complicado el estilo de vida de muchos estudiantes, pero el tema es aún más preocupante para niños y jóvenes que padecen alguna discapacidad.

Una persona con discapacidad enfrenta dificultades, limitaciones y obstáculos en el área física o psicológica. Dentro de la discapacidad intelectual, que a su vez se clasifica por nivel de funcionalidad, destaca el síndrome de Down, el síndrome Angelman, el síndrome Prader-Willi y el autismo, dice Julia Beatriz Barrón Martínez, doctora en Psicología y profesora investigadora posdoctorante de la FES Zaragoza de la Universidad Nacional de México (UNAM).

Por otra parte, dentro de las discapacidades físicas, sobresalen aquellas que impiden realizar determinadas actividades en una sociedad. Según el Censo de Población y Vivienda 2020, 16 de cada 100 personas en México viven con algún tipo de discapacidad o limitaciones para ver, oír, hablar y comunicarse. La pandemia de COVID-19 ha sido una carga doble para ellas.

Pavel Linares Ortega estudia actualmente el segundo grado de secundaria. Le gusta correr y hacer ejercicio, y ha conseguido varias medallas en atletismo para su escuela. Al mismo tiempo, disfruta ver caricaturas. Aunque tiene 14 años, su comportamiento se asemeja al de un niño de 10. Presenta problemas para comunicarse, además que no sabe leer y escribir. Tiene síndrome de Down con un problema de sordera media, y su vida dio un giro con el confinamiento.

“Lo que me pude percatar es que, cuando comenzaba con las clases en línea, Pavel se emocionaba mucho porque podía ver a sus compañeros. Llegó un momento en que le decía, ‘vamos al súper’, y decía que se quedaba en casa, no quería salir. Todo el tiempo era estar en clase o ver la televisión o estaba entretenido con otra cosa. Ya no podía ir a correr, nadar o hacer barras. Todo eso le afectó porque desde ese tiempo [que comenzó la pandemia], no ha hecho nada de ejercicio”, dijo Remedios Ortega, la madre de Pavel.

Varios estudiantes con discapacidad cognitiva, como Pavel Linares Ortega, han enfrentado dificultades al tomar las clases en línea. Preocupa la falta de socialización y el posible abandono escolar, así como su situación de mayor riesgo de salud. (Cortesía Remedios Ortega)

La vida social de Pavel cambió drásticamente. Su madre observa que él se ha vuelto más retraído, y le cuesta un poco más de trabajo socializar o querer salir de casa. Los vecinos de su edad no lo invitan a jugar con ellos. “No sé si piensan que no les va a entender, pero no es así”, dijo Ortega.

“La falta de socialización afecta el aprendizaje y la funcionalidad de los chicos. Los vuelve lentos; hace que el estado de ánimo empeore. Muchos de ellos pueden sufrir ansiedad, depresión, catatonia, que ya no se quieren mover debido a su metabolismo retardado. Sufren obesidad, hipertensión, y si agregas COVID-19, los vuelven un grupo de riesgo”, dijo Barrón Martínez.

Para la madre de Pavel, el tema de las clases en línea no ha sido sencillo. Además de su trabajo, debe invertir tiempo extra en monitorear las clases de su hijo y ayudarlo en sus tareas. También cuida a otra hija. Aunque tiene el apoyo de su esposo, no es suficiente. Le gustaría que su hijo regresara a clases lo más pronto posible, aunque al mismo tiempo, es un riesgo. Al no estar vacunado, si Pavel se contagia de COVID-19, su cuadro de salud podría complicarse por el síndrome de Down.

De acuerdo con información de la Secretaría de Educación Pública (SEP), durante el ciclo escolar 2019–2020, se dio atención a 628 mil 609 estudiantes de educación básica con alguna barrera de aprendizaje. De este grupo, 107 mil 308 presentaron discapacidad intelectual; 16 mil 991, discapacidad motriz; 9 mil 270, disminución auditiva; 3 mil 821, sordera; 6 mil 604, baja visión; 2 mil 196, ceguera; 461 mil 729, otras condiciones; y 20,690, aptitudes sobresalientes.

Previo a la pandemia, la SEP buscaba atender a este sector a través de los mil 669 Centros de Atención Múltiple (CAM) especializados en alumnos con discapacidad severa, y las 4 mil 646 Unidades de Servicio de Apoyo a la Educación Regular (USAER), para alumnos con necesidades educativas especiales, que hay en el país. Sin embargo, todo cambió con el confinamiento.

“Si antes nos era difícil, con la pandemia ha sido doblemente difícil”, dijo Elba Ríos Pérez, docente de apoyo en la USAER 08. “Ha sido un reto enorme trabajar con ellos a distancia porque no todos tienen las posibilidades reales de trabajar de acuerdo a sus necesidades”, dijo.

Ríos Pérez trabaja con 17 alumnos con diferentes tipos de discapacidades — cuatro con discapacidad intelectual, uno con trastorno autista, cuatro con actitudes sobresalientes y los demás con dificultades severas en aprendizaje y con Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Dice que no todos los padres están preparados para dar realmente lo que sus hijos necesitan, “no porque no quieran, sino porque las condiciones económicas o culturales propias de las familias muchas veces son una barrera”, dijo.

Aunque la SEP ha puesto en marcha el programa ‘Aprende en casa’, donde se imparten contenidos educativos a través de la televisión, el alcance hacia alumnos con discapacidad ha sido insuficiente, ya que en zonas rurales o con alto nivel de pobreza no hay televisores, o los contenidos no se ajustan a las deficiencias de los estudiantes.

“Hay personas que no ven o no escuchan, y por lo tanto no tienen acceso a estos recursos porque necesitarían una herramienta que les traduzca lo que están proyectando y no pueden. En algunas clases se da la traducción al lenguaje de señas, pero a veces no es suficiente porque los alumnos que apenas están incursionando en escuela regular, primaria o preescolar, apenas están teniendo esa consolidación del lenguaje de señas, y es una limitante”, dijo la Dra. Socorro Asalia Juárez Bravo, supervisora de la zona 09 USAER, a cargo de cinco municipios de Puebla, entre ellos Atlixco, ubicado a 18 kilómetros de la capital del estado.

Antes, Pavel hacía ejercicio y convivía con muchas personas. Con la pandemia, todo cambió. El sistema educativo en México ha enfrentado retos grandes con el confinamiento. (Coresía Remedios Ortega)

Los maestros hasta se preocupen que deserten la escuela. Ante el rezago que presentan varios estudiantes con discapacidad, las autoridades educativas también temen el abandono de clases.

“Vamos a vivir una deserción, lamentablemente, con un alto índice en muchas familias porque le restaron importancia a la escuela. Fracasaron en esa vinculación de la familia con la escuela. Los padres de familia, al restarle la importancia, están decidiendo que sus hijos ya no asistan. Es realmente muy preocupante. Sería un tema ya de índole político en donde realmente, a través de programas, se recuperen a estos alumnos, que sería lamentable que desistan de una escolarización”, dijo Juárez Bravo.

De acuerdo con la SEP, se prevé que el nuevo ciclo escolar 2021-2022 de inicio el 30 de agosto de 2021. En algunos estados, especialmente los que se encuentren dentro del semáforo epidemiológico verde, se ha dado la instrucción de volver a clases presenciales. Todo estará en función del avance de contagios en cada región. En estados como Puebla, el regreso a clases de estudiantes con síndrome de Down está previsto para enero, debido a su riesgo de presentar complicaciones de salud ante un posible contagio.

Por su parte, Barrón Martínez recomendó que padres de hijos con algún tipo de discapacidad cognitiva provean un ambiente que no los prive de la socialización. “En la medida que intercambian comunicación, están en un entorno, tienen dificultades y las van superando, la socialización les permite acercarse al aprendizaje, funcionalidad, y comprender las reglas sociales”, dijo.

Editado por Melanie Slone y LuzMarina Rojas-Carhuas

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