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Papelerías mexicanas se reinventan para sobrevivir

Las clases en línea fueron un golpe duro para estos negocios, que ofrecieron servicios esenciales para no cerrar. 

Sin niños ni padres que compren planillas, papeles, pinturas y demás útiles escolares, las papelerías mexicanas tocaron fondo en medio de la pandemia.

Para los propietarios de estos negocios tradicionales, el confinamiento significa una crisis económica grave, no solo por el cierre temporal al que fueron sometidos durante 2020, sino también por el cambio a clases a distancia, dispuesto por las autoridades federales.

Al mismo tiempo, en medio de la crisis, algunos vieron la oportunidad para reinventarse.

“Ahora sí que no nos quedó de otra. Como dice el dicho, ‘adaptarse o morir’, y eso ha sido lo que hemos hecho”, dijo Grecia Sánchez, propietaria de la papelería Gresachi, en Veracruz.

“Lo primero que hicimos fue protegernos”, dijo. “Aquí no tuvimos mucho problema para adaptarnos a las medidas sanitarias porque de por sí ya atendíamos por la ventana”.

Si bien la papelería Gresachi es un negocio familiar que no se vio obligado a despedir personal, tuvo que crear nuevas formas de atraer clientes. Por eso, cuando los establecimientos pudieron reabrir, bajo ciertas restricciones, lanzaron su sistema de impresión de documentos.

Los útiles escolares conforman gran parte de las ventas para las papelerías mexicanas. Con la pandemia, había que reinventarse. (Christan Valera Rebolledo/Café Words)

“No nos estaba yendo muy bien. Se vendía que una pluma, que solicitudes de empleo, cosas mínimas, y pues nos estaba comiendo el recibo de la luz”, dijo Sánchez. “Una salida fue la de empezar a realizar trámites en línea y la impresión de las mismas”.

La idea fue de su hija Roxana, la mayor, quien puso el modelo. Así, la papelería Gresachi empezó a imprimir actas de nacimiento y la Clave Única de Registro de Población (CURP) solicitada por el gobierno para la aplicación de vacunas. También empezó a registrar en línea a adultos mayores y a imprimir el formato PDF que el gobierno expide una vez realizado el trámite.

“Al principio fueron pocos los que se acercaron, hasta que pusimos un anuncio afuera del local que es la casa misma. Entonces, empezaron a llegar personas motivadas por lo del registro de la vacuna y la impresión del comprobante”, dijo Sánchez. “También pedían la impresión del CURP y empezaron a sacar copias de comprobantes de domicilio”.

Hasta julio de 2020, negocios como el de Sánchez registraban una caída en ventas hasta en un 50 por ciento, lo que llevó a muchos al cierre definitivo de sus puertas, ante la incapacidad de solventar el pago de rentas de locales, de impuestos y de los servicios de energía eléctrica y agua.

Las papelerías mexicanas ofrecen productos que las familias buscan ‘a la mano’. Las hay en locales dentro de los vecindarios. (Christian Valera Rebolledo/Café Words)

“Aquí, gracias a Dios, el local es en realidad una recámara de la casa. Por eso atendemos por la ventana; no pagamos renta y quizá eso nos ayudó a sobrevivir, porque ya tenemos once años trabajando la papelería, pero si hubiésemos estado rentando, otra sería la historia, porque además como familia dependemos completamente del negocio”, dijo Sánchez.

Las autoridades federales han anunciado que los estados de la República que mantengan controlados los casos de COVID-19 podrán iniciar las clases presenciales. Ya se lleva a cabo una importante campaña de vacunación a maestros en algunas entidades. Con esto, las papelerías podrían ver un repunte.

“Pues, por un lado el temor de que sigue la pandemia, de que muchos no estamos vacunados, de que nuestros hijos no están vacunados, pero por otro lado eso de que si regresan los niños a clases, nos va a venir bien porque sabemos que el negocio se va a reactivar. Volveremos con nuestras ventas habituales y eso nos hará bien porque además tenemos bastantes deudas”, dijo Sánchez.

Entre tanto, la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco Servytur) advirtió en enero que, de seguir con las medidas de aislamiento, al menos 40 mil empresas, entre estas las micro y medianas, cerrarían sus puertas tan solo en la Ciudad de México, además de que se perderían más de 200 mil empleos.

(Editado por Melanie Slone y LuzMarina Rojas-Carhuas)

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