
La pandemia impulsó a los barberos a trabajar desde casa
A pesar de perder su empleo formal con la pandemia, muchos barberos y estilistas han podido ver de cerca cómo la fidelidad de sus clientes les ha permitido emprender y trabajar por su cuenta.
“La pandemia me robó mi trabajo”, dijo Xavier Díaz, barbero mexicano de 21 años quien ahora presta su servicio a domicilio en el estado de Veracruz. “Laboraba para una barbería dentro de un centro comercial y cuando obligaron a la cuarentena, la barbería nos mandó a casa”.
Pero no todo estaba perdido. Mientras que algunas personas están resguardadas y salen solo cuando es estrictamente necesario, otras tienen la necesidad de presentarse ante clientes, aun con la pandemia.
Para los segundos, la presentación e higiene personal siguen siendo importantes. Aunque algunos hombres siguen patrocinando sus barberos de más confianza, debido a las normas la confluencia se redujo tanto que muchos establecimientos despidieron a personal o hasta se cerraron.
La situación fue grave para estos trabajadores que dependen de un cierto número de clientes.
“Nosotros ganábamos por comisión”, dijo Díaz. “Al no haber clientes, la barbería cerró y nos quedamos sin empleo”.

Muchos locales y salones de belleza comenzaron a abrir sus puertas a sus clientes de manera más restringida, pero el flujo de actividad no ha regresado a sus niveles anteriores a la pandemia.
Además, como es obligatorio mantener una distancia de al menos metro y medio entre personas, la labor entre un barbero se ve muy afectada. Debe haber una cercanía física en la realización de cortes de cabello o barba del cliente.
Con las nuevas normas, la capacidad de atención se redujo a un 50 por ciento, pero es la única forma de asegurar el distanciamiento entre personas. Significa la pérdida de trabajo en estéticas para muchos.
La desesperación de quedarse sin empleo llevó a muchos a buscar alternativas.
“Al principio no sabía qué hacer, cómo salir adelante con el oficio”, dijo Díaz. “Platicando con mis amigos, me recomendaron hacer de barbero en mi casa. Después, un amigo que es licenciado me aconsejó que diera el servicio a domicilio y así empecé”.
La labor no es sencilla, pues han tenido que asegurar la confiabilidad de su servicio al hacer espacios para desinfectar a o asegurar la limpieza de las personas que entran y salen, además de usar mascarillas, guantes y gel antibacterial en todo momento.
En los salones, es una norma lavar el equipo entre cliente y cliente para no ser sancionados. Ahora, además no puede haber conversación cara a cara. Cualquier comunicación sobre el tipo de corte o color del cabello debe hacerse a través de un espejo, y debe estar a la más distancia posible.
Los barberos y estilistas que ahora trabajan en casa respetan las normas y piensan en su seguridad y en la de sus clientes fieles que los buscan.

“Aunque no hay autoridades que me regulen como a las barberías establecidas, yo sí tengo mucho cuidado en las medidas sanitarias por el COVID”, dice Díaz, “primero por mí y mi familia, luego por los clientes que me brindan su confianza”.
El trabajo ahora es el doble, y para menos clientes. Al mismo tiempo, a estos trabajadores no les falta trabajo, pues hay muchos salones de belleza y barberías que se saturan de citas. De esta manera, es difícil conseguir un espacio con los mejores barberos o estilistas de la ciudad.
Los clientes no pueden prescindir del servicio.
David López, licenciado en Derecho por la Universidad Veracruzana, dijo que el trabajo del barbero no puede detenerse. En su caso, su labor como abogado va de la mano de una buena apariencia, y Díaz fue su salvación.
“Cuando encontré a Xavier, pude seguir cuidando mi apariencia, porque si bien las dependencias detuvieron sus trabajos, a mí me seguían llegando clientes, por lo que mantener mi buena apariencia era necesario”, dijo López.
Queda por verse si algunos estilistas y barberos retomarán sus empleos cuando la pandemia desista o si el nuevo modelo marca el futuro de esta profesión.
(Editado por Melanie Slone y LuzMarina Rojas-Carhuas)