
Eran personas que caminaban por las calles, comprando o intercambiando ropa, juguetes, zapatos, libros y todo lo de segunda mano.
Hoy, aún quedan algunos que se resisten a que este oficio desaparezca con el paso de los años. Este tipo de trabajo se ha perdido debido a los avances tecnológicos, pues ahora existen diversas plataformas para comprar cosas de uso. Ahora, los hijos de aquellos señores continúan con la labor, adaptándola a la actualidad. Pero la esencia del “ropavejero” aún perdura en la mente de los mexicanos.
¿Cómo es el oficio de ropavejero? ¿A qué se dedican?
Desde hace cientos de años este oficio existe, con evidencia en la Edad Media, cuando a estas personas se les llamaba “buhoneros”. Ellos iban intercambiando y vendiendo bienes y productos por las calles europeas. El trabajo evolucionó y llegó a México, donde estos personajes eran fáciles de identificar por el pregón con el que se anunciaban: “¡Zapatos, sombreros, ropa usada que venda!”.

Dentro de los productos usados que recolectaban estaban ropa, calzado o chatarra. Retribuían el intercambio con servicios de jardinería, mandados, objetos elaborados a partir de loza o dinero en efectivo. Esto rendía lo suficiente para que muchos pudieran salir adelante, manteniendo familias, cosa que hoy en día cambió, con el deterioro y agotamiento de su presencia en las calles de la gran ciudad.
Escuchar su grabación transporta a los años de nostalgia, donde el sonido anunciaba: “¡Se compran colchones, tambores, refrigeradores, estufas, lavadoras, microondas o algo de fierro viejo que vendan!”. Ahora es el que todos identifican, con una entonación que suena como si lo estuvieran cantando.
Cada vez son menos los triciclos o camionetas con este audio. Ya no se intercambian las cosas, sino que solo se compran. Pasaron de ropavejeros a “chachareros”, buscando electrodomésticos de todo tipo, o fierro, para venderlo en mercados o depósitos especializados. Su particularidad más grande es sacar ganancia de objetos que la gran mayoría ve como deshechos.

El “ropavejero” en la actualidad
Todo cambió; ya no se ve al ropavejero caminando con un costal de rafia y una canasta con artículos diversos para intercambiar, con el brazo libre sosteniendo un megáfono por el cual grita su pregón.
“Es muy raro, por no decir que ya el ropavejero no pasa por la colonia; solo pasa una camioneta comprando los electrónicos o chatarra que estorban en las casas. Ellos no compran ni ropa ni otro tipo de chácharas. Si se quiere ir a vender ropa, libros o algún electrodoméstico, debes ir a los tianguis de segunda mano. Solo ahí puedes vender, porque ya ni te cambian nada”, dijo Candelaria Ramírez Rojas, ama de casa de 61 años.
“Son como 4 tianguis de segunda mano que existen, pero como te digo solo puedes vender o comprar. Ya nada te intercambian. En mi infancia sí era común que pasaran los ropavejeros, pero todo cambió y es un oficio que se perdió”, dijo Ramírez Rojas.
Las leyes están por sepultar este oficio, ya que el gobierno de la Ciudad de México hizo algunas reformas legales en 2017; en la “Ley de Residuos Sólidos”, en el Código Penal de la Ciudad de México, está prohibido recolectar residuos. Puede sancionarse si no se cuenta con certificación oficial del gobierno de la ciudad. De esta manera se deja a los ropavejeros o chachareros modernos sin trabajo, por ser un oficio informal. Aunque aún operan algunos en estados, existe una gran posibilidad de que estas leyes se den por todo el país en la próxima década, dando por terminada la costumbre y el oficio de estos hombres.
(Editado por Melanie Slone y LuzMarina Rojas-Carhuas)