La Catrina: La Mujer Mexicana Más Popular
La emblemática Catrina un personaje elegantemente vestido con cuerpo de mujer y cara de calavera, es un icono de la identidad mexicana. Atado a la celebración del Día de los Muertos, fue llamada inicialmente “La Calavera Garbancera”. El caricaturista mexicano José Guadalupe Posada la creo y el artista Diego de Rivera le dio el nombre.

¿Cómo cobró vida “La Catrina”?
En el siglo 19, México vivió un período tumultuoso con la Guerra Mexicano-Americana, las leyes de la Reforma, la Intervención Francesa y la dictadura de Porfirio Díaz.
En esos tiempos difíciles, se hicieron populares unos panfletos decorados con esqueletos y calaveras propagados entre la clase media. Estos folletos eran una forma de denuncia social, que criticaba la situación del país señalando la falta de equidad que prevalecía en esos días.
Los poemas recibieron el nombre de Calaveras, que es la palabra en español para cráneo. Inicialmente fueron escritos como epitafios, Calaveras tenían versos de ocho sílabas que retrataban a las personas como si estuvieran muertas.
Generalmente irreverentes, se convirtieron en una expresión de sátira política. Los mexicanos siguen escribiendo estos poemas en su formato tradicional, aunque actualmente las calaveras no siempre tienen un propósito político.
“Las ilustraciones y los poemas no sólo tenían una connotación satírica: También eran elogiosos o festivos”, dijo el historiador de arte Paul Westheim. “Aunque Calaveras estaba muy extendido en México incluso antes de (el escritor) Posada, es gracias a él y a la gran popularidad que les dio que se convirtieron en el rasgo más profundo y original del arte popular mexicano.”
El nombre original de La Catrina fue “La Calavera Garbancera”. Hace referencia a los vendedores mexicanos que prefirieron vender garbanzo en vez de maíz negando sus raíces indígenas. La Calavera Garbancera de Posada lleva un sombrero del siglo 19, inspirado en la moda de la aristocracia. Desde entonces, un cráneo vestido con ropa elegante se convirtió en un recordatorio burlesco de la constante y silenciosa amenaza de la muerte.
Diego Rivera le agregó a la Catrina un toque extra de elegancia de la alta sociedad afrancesada, incluyéndole la típica estola de plumas. Él inmortalizó a la elegante Catrina en su mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central” (actualmente se encuentra en el Museo Diego Rivera, en el Centro Histórico de la Ciudad de México). En esta pieza José Guadalupe Posada sostiene el brazo de la Catrina mientras agarra la mano de un niño. El niño es un autorretrato de Rivera.
Gracias a Rivera, la “Calavera Garbancera” recibió el apodo de la Catrina, ya que los aristócratas eran conocidos como catrinos y catrinas a mediados del siglo 20.
Hoy en día, los mexicanos llaman Catrinas a los elegantes esqueletos femeninos que son personajes de motivos decorativos en el Día de los Muertos. Algunas catrinas todavía están vestidas en el estilo clásico del siglo XIX, mientras que otras usan trajes tradicionales mexicanos, quinceañeras o vestidos de novia. En modelaje, pintura, fotografía, música y arte folclórico, la Catrina les sonríe a los mexicanos de todos los rincones de su país el 1 y 2 de noviembre, recordando lo bienvenidos que son en el inframundo.
(Traducido y editado por Gabriela Olmos. Adaptado al español por Rafael Prieto.)