¿Cómo la Cumbia Llegó a Mexico?
“¡Hola, solo escucha ese cumbión!”. Esta expresión se utiliza en Mexico para señalar una gran canción. Aunque a veces lleva tintes de burla o admiración, la cumbia es un género que llegó para quedarse. La cumbia llegó primero a Monterrey, México, junto con miles de migrantes que estaban en busqueda de una vida mejor. El antropólogo José Juan Olvera-Gudiño, la señala como: “La cumbia llegó con trabajadores de clase baja que se instalaron en la falda de la Loma Larga de Monterrey hace cuatro décadas”.
Es el resultado de una mezcla de ritmos, estética y culturas. Con el trabajo de Celso Piña, la industria discográfica aseguró un gran talento y fortuna para mantenerse en sus inicios. Piña fue pionero en la composición e interpretación de ritmos colombianos como las cumbias y los vallenatos, en la década de los setenta.
Los esclavos africanos y sus descendientes crearon este género. Se hizo popular en la costa atlántica de Colombia y evolucionó en múltiples tipos y ritmos en las zonas cercanas.

Los colombianos no fueron los primeros en grabar la cumbia. El género llegó y tuvo éxito en México, donde terminó en un estudio de grabación en 1940. Tener registros de cumbia marcó el comienzo de la gran fama del género. La primera canción de cumbia grabada profesionalmente fue la “Cumbia Cienaguera” con la voz de Luis Carlos Meyer.
La revolución musical y cultural que la cumbia trajo a Monterrey, México
El estilo de cumbia en Monterrey es muy similar al colombiano. Entre 1960 y 1980, Monterrey vivió un crecimiento no planificado. Estando tan cerca de Estados Unidos, su música urbana, ropa, comida, cultura y tradiciones han sido recíprocamente influenciadas por sus vecinos estadounidenses. Así, Monterrey adoptó la cumbia como una pieza de identidad, no sólo un gusto musical.
Durante años aquellos que se identificaron con este género, imitaron el código de vestimenta muy casual de Los Angeles. Estas personas fueron llamados “los colombias”. Las clases sociales más prestigiosas de Monterrey se burlaban de ellas, en actos abiertos de discriminación y clasismo.
Pero la cumbia levantó la voz, y la gente que pertenecía a esta clase “baja” dijo que nadie los estaba silenciando. Los fans de la cumbia se desarrollaron, diversificaron e incluyeron este ritmo a sus fiestas, con sus “sonideros” tocándolo. Los sonideros también adoptaron el ska, el reggae, el hip hop y en los últimos años el reguetón.
En la década de los cuarenta, la cumbia se expandió alcanzando prestigio comercial en toda América Latina. Se convirtió en una marca cultural popular e indestructible. En 1980, la cumbia era aceptada y escuchada en todas partes. Hoy en día, es popular desde Canadá hasta París. La película mexicana “Ya No Estoy Aquí” (Netflix, director Fernando Frías) cuenta la historia de una pandilla del sur del país que escapa de la violencia bailando cumbia.

Otra referencia es el Cumbia Top 10 en México en Spotify. En fiestas mexicanas como bodas, quinceañeras, fiestas patronales o Navidad, familias y amigos bailan al ritmo de las “locas” y los tradicionales cumbiones hasta que termina la noche y empieza a brillar el sol.
(Traducido y editado por Gabriela Olmos. Adaptado al español por Rafael Prieto)