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La magia detrás del café de Buenos Aires como gran tradición cultural

En 2010, los argentinos pidieron que la cultura del café fuera declarada patrimonio de la humanidad.

Para los argentinos, quedar para ir a tomar un café tiene una connotación social. Cuando se bebe café, la gente se une y estrecha lazos. Amigos de toda la vida que quieren dejar el estrés y conversar de las cosas cotidianas toman café. También lo hacen los que tienen mucho tiempo de no verse y necesitan ponerse al día.

La costumbre de los argentinos de ir a beber un café puede ser hasta sin tomar propiamente café. La llaman tomar un café, pero puede ser una reunión en un bar, restaurante o cafetería y puede durar horas.

 

“Ir a tomarse un café”: un ritual de gran valor cultural

El 70% de los argentinos comienza el día con un café, según cifras avaladas por la Cámara Argentina de Café. Más del 50% de oficinas y hogares cuentan con su propia máquina de café. Sorpresivamente, en el país no se produce ni siquiera el 10% del café que se consume a nivel nacional. Los países a los que más café le compran los argentinos son España, Italia y Brasil.

En Buenos Aires, la costumbre de ir beber café con alguien, no necesariamente es una actividad en la que tenga que asistir a un establecimiento y donde se lo sirvan. Cuando los porteños hacen este plan con un grupo de amigos, se está sobrentendiendo que desean reunirse para pasar horas charlando, sin interrupciones. Es dedicarle el momento a la compañía, lo que le da un lugar especial a esta actividad a nivel sociocultural. Se crea un ambiente único compartido por los porteños, muy íntimo.

En 2010, Argentina hizo una petición a la UNESCO de dar a la costumbre de beber café el reconocimiento de Patrimonio Cultural del país. El tango argentino había sido declarado patrimonio de la humanidad en 2009 y los argentinos pensaron que la propuesta del café sería aprobada. Sin embargo fue rechazada.

El ritual de tomar café es diferente en el mundo. En Italia tomar café es ‘de paso’, cuando la gente se encuentra en un lugar y se antoja. Los brasileños solamente lo toman por las mañanas, mientras que en Buenos Aires es la excusa perfecta para convivir y socializar.

En 1998, el Ministerio de Cultura porteño creó la Comisión de Bares Notables, integrada por funcionarios oficiales, historiadores y empresarios de la industria turística. La Comisión selecciona una serie de bares y cafeterías destacadas y la iniciativa #54Bares, los promueve. Este proyecto se creó precisamente para apoyar la petición a la UNESCO y tomó una importancia muy grande para la capital de Buenos Aires.

Entre las características que más se disfrutan en las cafeterías argentinas es la arquitectura y la historia que se han quedado atrapadas en las paredes de bellas construcciones en zonas históricas, que facilitan un ambiente para una buena conversación y una bebida con el sabor preferido.

“Sentarse a tomar un café” es un hábito argentino que involucra la presencia y concentración de sus participantes, en un ambiente donde se puede encontrar buena música de fondo, la calidez de una plática esperada y el retrato mental de un recuerdo que quedará grabado en las mentes para la posteridad.

(Traducido y editado por Gabriela Olmos. Adaptado al español por Rafael Prieto)

 

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